jueves, 28 de enero de 2010

Acusación de Sócrates, por Jantipa

ACUSACIÓN A SÓCRATES POR JANTIPA (según Inés Calero Secall)
Por MARIA LOURDES LLORENTE REQUENA

Jurado de la asamblea, que sois testigos de esta acusación contra Sócrates, cabe mencionar que este hombre ha sido acusado por tres personas cercanas a su círculo de amistades de ser un criminal y pensador que pregunta al cielo, a la tierra y a los astros del cielo por todo lo que en su vida se acontece , y de corromper a los jóvenes y de creer en todo lo sobrenatural de su propia invención, en vez de los dioses de la polis y a los que todos veneramos y hacemos ofrendas en señal de respeto y devoción. A modo de recordatorio, los hombres que lo acusaron de estos cargos fueron:
Anito, hijo de un ateniense prominente, Antemión. PRUEBA DE LA ACUSACIÓN: Anito aparece de manera inesperada, donde Sócrates y Menón (que está visitando Atenas) discuten si la virtud puede ser enseñada. Sócrates argumenta que no, y ofrece como evidencia que muchos buenos atenienses han tenido hijos inferiores a sus padres como en el caso de Pericles. Anito se ofende y advierte a Sócrates que menospreciar a ciertas personas le traerá problemas.
Meleto, de los tres el único en hablar durante la defensa de Sócrates. PRUEBA DE LA ACUSACIÓN: en la Apología, Meleto presenta sus acusaciones, lo que permite a Sócrates rebatirlas. Sin prestar mucha atención a los cargos, Meleto acusa a Sócrates de ateísmo, de creer en semidioses y de corromper a la juventud mediante sus enseñanzas.
Licón de acuerdo con la defensa de Sócrates, era representante de los oradores anteriores que acusaban a Sócrates. Como prueba de la acusación tenemos los argumentos de sus representados en esta asamblea
Pero atenienses de la asamblea que sois testigos como yo de estas acusaciones aquí expresadas, no podemos olvidarnos de una mujer clave en la vida de Sócrates, su mujer Jantipa. ¡Sí, su mujer! ¿O acaso no es ella otra víctima más de la actitud de su “marido”? Una cosa tenemos bien presente en nuestros días, poco sabríamos de Jantipa sin su matrimonio con Sócrates pero fuera de ese matrimonio, a pesar de ser una mujer llena de mal genio, de irritabilidad, calificada como mujer de mal carácter…es una persona más de su círculo de Sócrates dispuesta a ser acusadora de su marido.
Yo, como representante de Jantipa y en palabras suyas, expongo mi acusación basada en algunos matices como el machismo característico de esta sociedad y de ser descuidado en lo que al matrimonio se refiere.
Desde el punto de vista de la sociedad que nos rodea, existe un cierto menosprecio al trato de la mujer aunque la ley ateniense nos ampare (kakoseos goneom graphe: defensa a padres del maltrato de sus hijos, el hijo era condenado a la atimia: privación de los derechos de ciudadanía) Pero esto no respalda el reconocimiento de una mujer como un hombre. Sócrates pensaba que una mujer era buena si el hombre le había enseñado a serlo como él quisiera cuando ya no sólo la mujer sino cualquier persona actúa mediante la educación recibida en su enseñanza, según su moral, su pensamiento o simplemente por vivencias propias. Otro matiz que podemos destacar en esta acusación es la actitud de Sócrates al decirle su círculo de amigos que por qué no aplica sus pensamientos a la relación que tiene con su mujer y éste respondió que si podía vivir con ella y su forma de ser interior y exterior, podría relacionarse con todas las personas. Una frase célebre atribuida a Sócrates es: “Mi consejo es que te cases: si encuentras una buena esposa serás feliz, si no, te harás filósofo” ¿Qué deberíamos hacer ante esto, dejar el comentario machista, sin más, o reivindicar que las mujeres no somos animales a lo que se les puede adiestrar sin más?
La segunda parte de mi acusación es hacer reflexionar que por cordial que parezca Sócrates en su círculo de amigos, lo sociable y “respetuoso” a su modo que pueda ser… nada tiene que ver con su obligación como marido. ¿Un marido no tendría que atender a las necesidades de la mujer, tenerla más en cuenta para todo, contar con ella para cualquier tema entre otras cosas? Pues, ciudadanos que aquí estáis, no es así. Es primero sus amistades, su círculo de amigos, las relaciones “amistosas” con otras mujeres antes de atender a su propia esposa. Independientemente de verdad o no, las relaciones con otras mujeres, no puedo pasar por alto las relaciones con sus amigos que en mí no denotaban tranquilidad bien porque les dedicaba más tiempo que a mi acusada o bien porque dichas amistades estaban “pintadas” con tonos más íntimos de lo normal entre amigos. Reconozco que Jantípa podría no tener un carácter adecuado y podría justificar el que Sócrates la tuviera descuidada, pero... ¿no podría deberse su carácter al trato de descuido hacia su matrimonio a pesar de ejercer de padre en algunas ocasiones de conflicto entre madre e hijos?
La indiferencia de Sócrates hacia Jantipa siempre ha sido notable a lo largo de sus vidas, lo que hacía justificar el mal carácter que ésta tenía hacia su marido. Aunque tampoco he de olvidar la relación que las malas lenguas le atribuyen con Aspasia aunque la figura que ha pasado a la historia es la de una mujer rodeada de hombres en círculos intelectuales aunque fuera maestra de retórica, pero esto no quita que tenga una imagen de libertad sexual y de seducción considerándola una hetera de esto último. Considerando a Aspasia como una mujer hetera de libertad sexual y seducción… ¿Debe Jantípa hacer de tripas corazón sin hacer nada, como si de una marioneta inerte se tratara sin reivindicar la relación que tenía su marido con ella? A pesar del mal genio y de la mala reputación que se le atribuye a Jantipa, ella no llegaría a conspirar feroces maquinaciones contra las mujeres que en la vida de Sócrates han estado, como justificación de este matiz no cabe dar una ligera razón a los enemigos de Sócrates con respecto a la rivalidad que entre las mujeres y Jantípa existía y más si a Mirto, otra mujer que fue acogida al quedarse viuda, se le había atribuido el premio de legalidad de nupcias, lo que consideramos como esposa perfecta.
Es ignorancia no saber distinguir entre lo que necesita demostración y lo que no la necesita. ARISTÓTELES. Con estas palabras que se le atribuyen a Aristóteles… ¿podríamos basarnos en la ignorancia para justificar el comportamiento de Sócrates con Jantípa?

Tres facultades hay en el hombre: la razón que esclarece y domina; el coraje o ánimo que actúa, y los sentidos que obedecen. PLATÓN. ¿A que sentidos podríamos recurrir para justificar la actitud de Sócrates con Jantipa?
Juzgad vosotros mismos las palabras de Sócrates y tened en cuenta estos matices a la hora de reflexionar dicha acusación.
MARIA LOURDES LLORENTE REQUENA – 4º de Humanidades (UAL) 2009-2010

Defensa de Sócrates - por Jantipa

DEFENSA DE SÓCRATES -
JANTIPA, por Carola Rodríguez Caparrós



Jantipa:
Atenienses, es el turno de la mujer. Os voy a hablar de Sócrates, en su papel de hombre y en su papel de sabio, y de cómo ha cumplido en estos dos sus deberes, y de cómo siendo ciudadano de Atenas, es ahora juzgado por una parte de la sociedad de la que ha sido una víctima.

En su defensa os diré, que aun siendo Sócrates un hombre de su tiempo que cree que la naturaleza femenina no es inferior a la del hombre pero necesita de juicio y de fuerza, y que yo, a la que todos conocéis por su especial carácter difícil, nunca fue ingrato conmigo. Muy al contrario, no sólo me enseñó cordura y madurez, sino también la capacidad de pensar y razonar si no, ¿qué mujer hubiera podido soportar a alguien tan sabio a su lado tantos años para venir aquí ante vosotros y defenderlo de tan viles acusaciones? No solo me enseñó, sino que también me defendió y me apoyó ante nuestro hijo mayor Lamprocles, disgustado siempre por mi actitud huraña y espinosa.

Mujeres, os invoco a todas, para que os deis cuenta de que Sócrates, un hombre sabio, ha sido nuestra mejor tutela, reconociéndonos como madres, pese a pertenecer a una sociedad que nos discrimina y nos ignora.

Atenienses, tendréis, madres, hermanas, hijas, ¿es que acaso no os gustaría saber que son bien consideradas, cuidadas y respetadas por el hombre con el que conviven?

Además de un buen padre que le enseñó a su hijo el respeto y el amor a una madre, ha sido un buen ciudadano que ha inculcado a sus hijos el cuidado de los padres cumpliendo la ley ateniense.

Ríos de lágrimas he derramado por la pobreza que ha imperado en mi casa, pero recordando ahora cómo ha vivido este hombre y todo lo que me ha enseñado, no quiero apenarme porque como siempre decía nuestro amigo Jenofonte, la pena es enemiga de la vida y me puedo jactar ahora, en esta oratoria mía, que gracias a Sócrates no soy una ignorante y por tanto no puedo echarlo en culpa aunque no haya habido siempre mucha felicidad.

Porque, y ésta es mi parte sobre la defensa del sabio, y no del hombre, Sócrates ha huido siempre de honores y de riquezas. Es verdad que en mi casa, como decía antes, no ha habido lujos, muy al contrario, sin embargo, Sócrates aportó la sabiduría, el conocimiento por encima de todo. Puede que haya sido demasiado soberbio, por no verse afectado de las pequeñas dificultades que presenta la vida pero nunca dio problemas a la sociedad, y nunca hizo mal. ¿No es acaso loable esta actitud, atenienses? Para una mujer ha sido difícil convivir con alguien que sólo presta atención a lo suyo, a su espíritu, pero esto, atenienses, es una características de los sabios, porque aunque no se reconocía como tal, siempre humilde, si se comportaba como tal, Y ahora, atenienses, juzgáis a alguien que siempre destacó por ser diferente y no querer lo que vosotros deseéis, Eso es envidia, porque nunca os necesitó. Sin embargo, ¿veis a sus hijos aquí? No. Muestra de su nobleza de padre y de hombre.

Y además de buen padre, y de sabio, Sócrates fue también un buen amigo. Y así lo demostró aunque eso causara en mí dolor, celos y confusión. Al casarse con la viuda Mirto, nieta de su amigo Arístides, demostró a esa sociedad que había aprendido bien los deberes de un ciudadano ateniense. No fue fácil para mí, lo reconozco, Pero pasado el tiempo, aplaudo ahora su bondad y su nobleza. Tuve que obedecer yo también lo que esta sociedad permite, y lo que un decreto, legal pero injusto, autoriza. Por eso, dejé de juzgarlo cuando gracias a su persuasión y elocuencia, comprendí que cumplía con un deber como ciudadano ateniense.


Justiciándolo, os justiciáis a vosotros mismos atenienses, a vuestras leyes y a vuestro Estado. Sócrates es la víctima de la sociedad que habéis creado. Su actitud personal, su virtud, muy convincente respecto a si mismo y esencia de sus principios morales, fue la de invitar a los jóvenes a que lo imitaran y pudieran cambiar el designio de Atenas. ¿Es acaso eso una falta? Si el Oráculo de Delfos dice que es un sabio, ¿cómo decís lo contrario?

En el fondo de lo que lo acusáis es de no ser como vosotros, porque se ocupó del conocimiento, de la sabiduría. Pobre Sócrates, que siendo sabio, ha acabado prisionero, no de vosotros, sino de su inteligencia. Como sabio, dedicó demasiado esfuerzo a su excepcionalidad, y los que como él se lo han creído, han sufrido esa enfermedad llamada arrogancia. No ha sido Sócrates de espíritu práctico porque no se ha dedicado a lo que vosotros le dais más importancia. Sin embargo, la sociedad ha permitido que alguien viva de su sabiduría y hasta aquí ha llegado, siendo una víctima. Todos los que aquí nos encontramos deberíamos plantearnos una autocrítica publica sobre la situación actual del Estado socrático del que nos jactamos. ¿Un Estado que se alaba a si mismo y no reconoce sus faltas, goza de la autoridad suficiente para condenar a un ciudadano? ¿Qué avales tenéis para imputar a alguien que puso en práctica su virtud ¿ ¿Le vais a condenar por el delito de ser arrogante?

A mí, Jantipa, me cuesta defender a cualquier ciudadano hombre de esta ciudad que tanto daño ocasiona a la libertad individual y hiere con sus leyes la naturaleza femenina, pero, ¿acaso yo no estoy demostrando con mi oratoria que mis conocimientos son producto de la sabiduría de Sócrates? Y que esta sabiduría es el resultado la sociedad en la que ha vivido. ¿Acaso os vais a condenar también? Acusadlo de poco hábil para la vida, para la práctica, de poco sentimentalista, pero no matéis al sabio, al más grande que ha tenido Atenas o vosotros seréis juzgados por la civilización futura.



Carola Rodríguez Caparrós
4º de Humanidades

Unas palabras de presentación.

“El caso Sócrates.” Unas palabras de presentación del profesor. José María Muñoz Terrón (Universidad de Almería)
Este cuaderno (blog) es la cara pública de una parte de las actividades de Clases Prácticas de la asignatura Filosofía I de la titulación de Humanidades, en la Universidad de Almería, durante el primer cuatrimestre del curso académico 2009-2010, bajo el título general de Defensa de Sócrates y elogio de la Filosofía. La participación por parte de los estudiantes en el blog es completamente voluntaria. El desarrollo de la actividad se ha llevado a cabo conforme a las siguientes orientaciones.
Iª Parte. Sócrates, ¿inocente o culpable? Una revisión del juicio de Sócrates, ¿una nueva oportunidad para la filosofía?
Iª Sesión. Discursos y testimonios, de acusación y defensa.
El tercer jueves del mes de noviembre, aniversario del nacimiento de Sócrates, es declarado por la UNESCO, Día Mundial de la Filosofía. (http://portal.unesco.org). [Se trataba de hacer coincidir el inicio de la actividad, con esta efeméride, este año 2009, el 19 de noviembre, pero por motivos de enfermedad del profesor, finalmente la 1ª sesión se llevó a cabo los días 9 y 10 de diciembre.]
Tomando cada estudiante la voz de algún personaje, coetáneo (Jenofonte, Platón, Aristófanes, Jantipa,…) o de la posteridad (Hegel, Jaspers,…) de Sócrates, se presentan, individualmente, o como aportación personal a un trabajo en equipo, discursos de acusación, de defensa, o declaraciones de testigos de cargo y descargo. Más que de una reconstrucción histórica del juicio, se trata de una revisión o relectura del mismo desde la perspectiva actual de la historia de la filosofía. Para ello hay que valerse de los materiales (texto básico y complementarios) facilitados para la actividad (ver referencias infra). Ninguna voz hará presente a Sócrates, que sólo estará, simbólicamente, en efigie y, sobre todo, a través de los textos. Se prepara la actividad en tutorías concertadas por grupos.
IIª Sesión. Deliberación, voto razonado y veredicto.
El nuevo jurado, formado por el grupo entero de la clase, va a emitir un nuevo veredicto. Teniendo en cuenta las aportaciones (a favor y en contra) realizadas por l@s compañer@s en la sesión anterior (ver en copistería), así como los materiales de la actividad, cada estudiante debe presentar un voto razonado sobre la culpablidad o inocencia de Sócrates respecto a las siguientes acusaciones presentadas contra él: 1. Impiedad, no venera los dioses de la ciudad e introduce otros nuevos. 2. Corrupción de la juventud, ingerencia en la educación de los hijos. 3. Intelectualismo exacerbado, lo examina todo en pro de una racionalidad absoluta, desmedida. 4. Misoginia, trato desconsiderado hacia las mujeres. 5. Soberbia, prepotencia. [Clase del 13 de enero 2010.]
Una vez revisadas por el profesor las aportaciones a esta Iª Parte, de quienes así lo deseen, se podrán ir incorporando al blog “El caso Sócrates” http://socrates-aafi.blogspot.com , alojado en la web de la Asociación Andaluza de Filosofía (AAFi).
2ª Parte. Del caso Sócrates a la cuestión de la filosofía.
IIIª Sesión. El ejemplo de Sócrates en el elogio de la filosofía.
Texto: Maurice Merleau-Ponty, “Elogio de la filosofía”, en Elogio y posibilidad de la filosofía, Almería, 2009, págs. 91-112, especialmente págs. 108-112. [13 enero 2010]
Cuestiones para comentario.
1ª. ¿Cuál crees que sería el testimonio de Merleau-Ponty en la revisión del juicio de Sócrates que hemos planteado?
2ª. Según Merleau-Ponty, ¿qué lección da Sócrates con su vida, su palabra y su muerte, para la filosofía actual?
3ª. (a) Hasta este punto de su discurso (p. 112), ¿cómo concibe Merleau-Ponty la cuestión de “lo absoluto como asunto de la filosofía”? (b) Contrastar con las tesis de otros autores sobre el mismo problema, estudiadas en la parte de Teoría de la asignatura.
IVª Sesión. La filosofía frente a Dios y la historia como absolutos.
Texto: Merleau-Ponty, “Elogio de la filosofía”, págs. 112-124. [20 de enero de 2010]
Enlazando con la afirmación de inspiración bergsoniana “el saber absoluto del filósofo es la percepción” (pág. 99), Merleau-Ponty afirma aquí:
“En este mundo en el que la denegación y las pasiones tienen el valor de certidumbres, no se intenta sobre todo ver, y es la filosofía la que pasa por impiedad porque exige ver. Sería fácil mostrarlo a propósito de los dos absolutos que están en el centro de las discusiones: Dios y la historia.” (pág. 113)
Cuestiones para el comentario.
1ª. (a) ¿Qué afirmaciones / negaciones de Dios como absoluto examina Merleau-Ponty en estas páginas? (b) ¿Por qué afirman / niegan cada una de ellas a Dios como absoluto? (c) ¿En qué posición se coloca la filosofía según Merleau-Ponty respecto de las afirmaciones / negaciones de Dios como absoluto?
2ª. (a) ¿Qué afirmaciones / negaciones de la historia como absoluto analiza Merleau-Ponty en estas páginas? (b) ¿Cómo considera Merleau-Ponty en estas páginas que se puede pensar la relación de la filosofía con la historia?
MATERIALES PARA LA ACTIVIDAD.
Textos básicos
- Platón, “La Defensa de Sócrates”, original griego y traducción española de Miguel García Baró, en: GARCÍA-BARÓ, Miguel / PLATÓN, La Defensa de Sócrates, Sígueme, Salamanca, 2005.
- Maurice MERLEAU-PONTY, Elogio y posibilidad de la filosofía. Elogio de la filosofía (1953) Resúmenes de los Cursos: Collège de France 1952-1960, Edición de Cayetano Aranda Torres / Eduardo Bello Reguera, Introducción de E. Bello Reguera, Editorial Universidad de Almería, Almería, 2009.
Materiales complementarios
- “Introducción” a la “Apología de Sócrates”, en Platón, Diálogos I, Gredos, Madrid, 2000, págs. 5-11.
- Karl Jaspers, “Sócrates”, en íd., Los grandes filósofos. Los hombres decisivos. Sócrates - Buda –Confucio - Jesús, Tecnos, Madrid, 2002, págs. 113-136.
- Carlos García Gual, “Sócrates y los sofistas”, en V. Camps. (Ed.) Historia de la Ética v. 1., págs. 66-76.
- Tomás Calvo Martínez, “Sócrates. La razón en la ciudad”, en íd. De los sofistas a Platón. Política y Pensamiento, Cincel, 1988 (2ª reimpr.), págs. 101-131.
- Hegel, “Las vicisitudes de Sócrates”, en Lecciones de Historia de la Filosofía, F.C.E., México, 1978, págs. 78-100.
- Inés Calero Secall, Jantipa (siglos V-IV a.C.), Ediciones del Orto, Madrid, 2003.


José María Muñoz Terrón
Almería, 28 de enero de 2010

martes, 12 de enero de 2010

APOLOGÍA DE SÓCRATES POR JENOFONTE DE ATENAS

APOLOGÍA DE SÓCRATES POR JENOFONTE DE ATENAS
por María del Mar Blanco Leal.

Yo, Jenofonte de Atenas, historiador, discípulo de Sócrates y autor de diálogos inspirados en su persona, no puedo hoy sino dirigir mis palabras para defender la figura del maestro, como lo hice en su momento con mis Apologías.
Nadie dudó en la antigüedad de la veracidad de mis testimonios pero algo más importante he de decir, y es que la historia me ha dado la razón, porque la figura del filósofo Sócrates sigue estudiándose como un ejemplo de rebeldía intelectual y de amor al honor, a la justicia y a la libertad, sin temor a perder en ese empeño su propia vida.
Por ello, no yerro si afirmo que su muerte no es fruto de la justicia sino de “la calumnia y la envidia”. ¿Es posible un juicio justo con argumentos y acusaciones falsas? ¿Hay acaso testigos de la maldad de la que se le acusa? ¿Hay muestras de las veces en que supuestamente ha violado las leyes? Vayamos pues por partes:
- Lo primero que debo explicar es la supuesta actitud altiva de Sócrates ante el tribunal. Por ello, no pretendo hacer con mi Apología un reportaje exacto del juicio, sino exponer la sublime actitud y el altivo lenguaje que Sócrates utilizó ante el jurado convencido de que no necesitaba defensa porque toda su vida había sido una apología.
Por otra parte, un hombre de edad avanzada –setenta años- como el filósofo, afronta la muerte como un regalo, como una forma de evitar los achaques de la vejez. Por ello quizás algunos entiendan que se haya mostrado algo altivo o incluso intransigente, pero: ¿cómo puede un hombre faltarse a sí mismo? ¿Cómo se le puede pedir a un filósofo que se ha rendido ante las bondades de la verdad y la justicia esté ahora dispuesto a abandonarlas para salvar su vida?
Si como el propio Sócrates afirma, su dedicación a la filosofía no es otra cosa que el cumplimiento de los preceptos marcados por el “genio divino”, ¿cómo se puede pretender que ahora abandone todo ello para comportarse como un ruin y un miserable que huye en el momento en que huele el peligro? Firmeza, templanza, valor. Esas son las palabras que pueden describir su comportamiento.
Es cierto que para elaborar la defensa de Sócrates he utilizado el testimonio de Hermógenes, un relator, cuestión que podrá parecer mal a mis instigadores. Otros, por su parte, podrán acusarme de que como historiador no soy exhaustivo en la recogida de datos, que soy olvidadizo y que margino hechos de importancia, ruego a los que así piensen que no condenen al defendido por los errores del defensor. Asimismo, en mi discurso destacaré que mis obras son reportajes de mi experiencia, que mi escritura es fresca, precisa, rápida, clara y sencilla y que soy capaz de llegar al público, algo que por lo que observo no me está ocurriendo con el presente tribunal.
- Un segundo aspecto que debo abordar es la doble acusación de impiedad y corrupción de la juventud. Y habría que cuestionarse: ¿es este el mismo al que hasta hace poco considerabais sabio?, ¿es este hombre al que el Oráculo de Delfos, es decir, la pitonisa intermediaria de los dioses del Olimpo, guardiana del mandato de Apolo tras matar a la serpiente Pitón, ha calificado como el ser más sabio? ¡Ay! ¡¡¡Pobres de vosotros que escondéis tras la legalidad y la mentira lo que no es más que envidia!!!
¿Creéis que la autocrítica que propone Sócrates es impiedad, es desacato a la ley, es corrupción de menores? No seáis obtusos, pues lo que se esconde detrás de su afirmación como el hombre más sabio de Grecia no es más que humildad. La humildad de saberse ignorante y de entender que ese es el punto justo de donde debe partir todo conocimiento. No pueden creer aquellos que ejercen bien su ciencia que saben de todo, pues la parte no hace al todo, como el brazo no hace al cuerpo.
¡Ah!!! Creo vislumbrar por dónde van vuestras acusaciones. ¿Quizás creéis que llama a la rebelión, a la anarquía, que está en contra de la democracia? Así como se dirigen a Sócrates sus acusaciones podrían esgrimir mis enemigos que en mis obras me he manifestado hostil a la democracia atenientes y que me he orientado hacia formas más autoritarias y que quizás por ello enmascare el ataque de Sócrates. Pues bien, diré a todos aquellos que utilicen estos argumentos que se equivocan, ya que la acción de Sócrates no atenta en ningún momento contra la democracia, muy al contrario, en el ámbito intelectual pretende ampliarla al grueso de la juventud, de ahí que la acusación de Mileto y Ánito de pervertir a los jóvenes es falsa.
Incluso la propia forma en la que enseña, la “mayéutica”, no persigue otra cosa que sacar del interior del individuo aquello que le permitirá ser mejor, que le ofrecerá una visión más certera del mundo. Es cierto que quizás en ocasiones Sócrates defiende, frente a la democracia, un modo de gobierno más cauto en el que gobiernen los mejores y los más preparados. No creo que esta acusación atente contra la democracia, creo por el contrario que lo que pretende es perfeccionarla.
Por otra parte, afirman que Sócrates no cree en los dioses. Él, que ha sido designado por ellos para alumbrar a sus compatriotas, él que ha asumido su tarea con auténtica devoción negándose a sí mismo una vida de lujos y de riquezas. El ‘demon’ no es más que un intermediario, una representación interior de esos dioses que todo lo pueden, con sus virtudes y defectos, que protegen a los hombres y que descendientes de Zeus infunden orden al Caos. Asimismo, cumple con los preceptos, ofrece sacrificios, acata los mandatos divinos, cree en lo que tiene que ver con los dioses, ¿cómo es posible que creyendo en las cosas de los dioses no crea directamente en ellos?
Por todo lo expuesto sé que Sócrates no suplicará ante este tribunal, que no intentará utilizar el argumento de la sensiblería, que no buscará conmover al jurado porque eso sería, de algún modo, faltar a la verdad, algo a lo que no está dispuesto. De hecho, su propio discurso ha sido una muestra más de su fidelidad a sí mismo y a su pueblo, a su filosofía y a sus creencias, a su confianza en los dioses y en los hombres, evitando una oratoria persuasiva y cuidada, apostando por una forma de hablar sencilla, porque según su criterio la verdad no necesita de hermosas vestiduras.

Todo está dicho. La decisión de Sócrates está tomada, no se arredrará ante la muerte, como no lo hizo ante la vida ni ante la verdad. Su última palabra será solamente una profecía, un augurio y una predicción –relacionada con el hijo de Anito- que no podrán sino cumplirse.

Sócrates fue fiel a su filosofía, asumió con valentía el destino y consideró que era más honrado morir con la verdad que vivir perseguido por la sombra de la mentira o el incumplimiento de su tarea intelectual en el exilio. La libertad de pensamiento siempre estará en deuda con Sócrates.

María del Mar Blanco Leal.
Filosofía I. 4º Humanidades.